Qatar 2022. De Maradona a Messi.

La última vez que Argentina levantó el trofeo de campeona del mundo, Maradona hacía diabluras con el balón y se proclamaba máximo goleador del torneo. Diego levantaba un 29 de junio de 1986 el segundo título mundial de la historia para su selección, pero nadie se imaginaba entonces que para conseguir el tercero tendrían que pasar 36 años.

El pueblo argentino ha tenido que esperar al Mundial más polémico de lo que llevamos de siglo en cuanto a organización, y curiosamente al único celebrado en época de calor para la tierra de Jorge Luis Borges. Al frente de este hito histórico se encuentra la figura que mejor puede representar al Maradona del 86, Leo Messi.

 

Pero para levantar el ansiado trofeo Argentina ha tenido que luchar contra un Mbappé absolutamente fuera de control, capaz de marcar 4 goles en una final si contamos el de la tanda de penaltis; anteponerse a una increíble derrota en la primera jornada; luchar contra el cartel de favorita y desde luego lidiar con las bestias que se ha encontrado a lo largo del camino.

Un trayecto en el que España arrancó el torneo pensando que ya tenía medio título con el 7-0 a Costa Rica, que bajó de la nube con el empate frente a Alemania y que finalmente volvió a la realidad con la derrota ante Japón. La selección de Luis Enrique tenía los días contados desde su llegada a Qatar si tenemos en cuenta como habían trascurrido los meses anteriores. Sólo era cuestión de tiempo que algún combinado un poco espabilado mandase a La Roja a casa sin dejar que nos embriagásemos del aroma de los partidos cruciales.

 

Aquí aparece Marruecos, verdugo de España y auténtica sorpresa positiva de este Mundial, que decidió arrasar con la Península Ibérica y cargarse en cuartos a una Portugal que había metido el miedo en el cuerpo a los rivales con el 6-1 a Suiza en octavos. Sin embargo, Francia decidió que el camino de Marruecos se acababa en los Pirineos y el conjunto de Deschamps se coló en la final.

Si la revelación de este torneo había sido Marruecos, la decepción bailaba samba. Brasil claudicó en cuartos de final ante una Croacia que ya no sorprende después de ser finalista del Mundial de 2018. Sin embargo, en esta ocasión la selección de los Balcanes no pudo con la albiceleste que de la mano de Messi y Julián Álvarez le devolvieron a Croacia el 3-0 del último Mundial.

De esta manera y dejando por el camino a otros aspirantes reales al título, Argentina y Francia nos ofrecieron una final que dejó lo mejor para el último tramo de partido. Scaloni ya acariciaba el trofeo cuando Mbappé dijo que el encuentro se marchaba a la prórroga. Fruto del tiempo extra se vivió otro duelo Leo-Kylian que terminó decidiendo el “Dibu” Martínez en los penaltis. En ese momento, el Obelisco de la Plaza de la República en Buenos Aires se convirtió en el centro del mundo.

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